BATALLA DE JUNCAL (1827) EL CONFLICTO

Continuando su tradicional política de expansión hacia la cuenca del Plata, los brasileños invadieron entre 1816 y 1820 la Provincia Oriental, con la excusa de combatir a las fuerzas de José Gervasio Artigas, y la incorporaron al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve con el nombre de Provincia Cisplatina. Tras la Independencia de Brasil en 1822, el emperador Pedro I mantuvo la ocupación.

Si bien el gobierno de Buenos Aires sostuvo una actitud expectante ante una invasión que eliminaba un adversario aún a costa de la pérdida de una provincia, la opinión pública en todo el país exigía la ruptura con Brasil.

El 19 de abril de 1825 con el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, una pequeña expedición — los llamados Treinta y Tres Orientales — partió de San Isidro al mando de Juan Antonio Lavalleja y de Manuel Oribe y desembarcó en las costas orientales del río Uruguay.

Pronto consiguieron sumar a su movimiento a la población de la campaña uruguaya, pusieron sitio a Montevideo y, reunidos en el Congreso de la Florida, solicitaron reincorporarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

El pedido fue aceptado por el Congreso Argentino. Ante esto, Brasil declaró la guerra, paso que dieron a su vez las Provincias Unidas el 1 de enero de 1826.

La República puso al mando del ejército a Carlos María de Alvear, mientras que encargó al almirante Guillermo Brown la conformación de una flota.

Brasil contaba con el doble de efectivos, buena parte de los cuales eran mercenarios alemanes, mientras que su flota con 80 unidades — algunas de gran porte — era varias veces superior en número y potencia de fuego a la flotilla republicana.

La escuadra brasileña estableció rápidamente un bloqueo, al que la República respondió con acciones de corso y salidas audaces de su exigua escuadra.

LA TERCERA DIVISIÓN IMPERIAL

A comienzos del segundo año de la guerra, aprovechando su amplia superioridad numérica, las fuerzas navales del Imperio destacadas en el Río de la Plata, al mando del almirante Rodrigo Pinto Guedes, se separaron en tres divisiones:

-la Primera División, “Oriental”, para asegurar la costa oriental (Uruguay) desde la desembocadura del río Uruguay hasta el océano Atlántico. El grueso de la fuerza se destinaría a la División “Mariath”, al mando de Frederico Mariath, que daría apoyo a la Tercera División.

-la Segunda División, “Bloqueo”, para impedir el tráfico marítimo y fluvial hacia y desde el puerto principal de Buenos Aires y los secundarios de la costa bonaerense (Las Conchas, Ensenada de Barragán y El Salado), al mando del capitán John Charles Pritz

-la Tercera División Naval Imperial, que al mando del capitán de fragata Jacinto Roque de Sena Pereira debía internarse en el río Uruguay, para dividir el frente argentino explotando las diferencias políticas de la Provincia de Entre Ríos con Buenos Aires, exacerbadas con motivo de la aprobación de la Constitución Unitaria de 1826, controlar el río Uruguay en toda su extensión, cortar consiguientemente la línea de suministro a la fuerza expedicionaria argentina que combatía ya en territorio brasileño, y para facilitar un eventual ataque de flanco que ocupara Entre Ríos.

PRIMER AVANCE ARGENTINO

Ante la amenaza, y enfrentando tres fuerzas — cada una de ellas similar o superior a la propia — Brown respondió con rapidez, organizando una escuadra con el objetivo de avanzar sobre la boca del Uruguay, buscar y aniquilar la Tercera División.

Simultáneamente, para dificultar el envío de refuerzos de la División Oriental brasileña a Sena Pereira y asegurar así sus espaldas, dispuso fortificar la isla Martín García (fue llamada “La Fortaleza de la Constitución”), mientras que para la defensa de la costa bonaerense dejó atrás a su buque

insignia, el Bergantín Independencia, al Bergantín República, la Barca Congreso y cuatro cañoneras, al mando del capitán de Marina Leonardo Rosales.

Típica en Brown, la medida era audaz, dado que en teoría la escuadra enviada era, en el mejor de los casos, de similar potencia a la brasileña; mientras que, tanto la fuerza de Martín García como la de defensa de Buenos Aires, eran claramente insuficientes para sus propósitos.

El 26 de diciembre de 1826 zarpó la escuadra argentina, arribando al río Uruguay el 28 de diciembre. Encontrando una escuadrilla de la Tercera División inició la persecución, dándole alcance el día 29 en el Yaguarí. Brown envió al comandante brasileño como emisario a John Halstead Coe, capitán de la Sarandí, intimándolo a la rendición, pero Sena Pereira tomó prisionero al parlamentario; con ello dio inicio al combate, que se extendió al día 30 de diciembre.

Dada la falta de viento y la estrechez del canal que impedía maniobrar adecuadamente, la acción no pasó de una escaramuza.

Impedido de acceder al estrecho canal, Brown se retiró al sur hacia Punta Gorda para esperar a los brasileños. Previamente desembarcó un destacamento en la isla Vizcaíno para eliminar el ganado y envió instrucciones a la milicia de Santo Domingo de Soriano para que obstaculizara el abastecimiento de los brasileros.

Estos últimos se retiraron hacia el norte, hasta Concepción del Uruguay (en la época todavía se la solía llamar Arroyo de la China), donde consiguieron alimentos.

Considerando la amenaza de la División Mariath sobre su retaguardia, Brown decidió regresar a Buenos Aires en búsqueda de refuerzos para Martín García.

También encargó a Rosales regresar la Goleta Sarandí al Uruguay por el Paraná de las Palmas mientras ultimaba los preparativos, finalizados los cuales se reintegró a la flota, embarcado en una pequeña ballenera.

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