Cuando pensamos en los federales solemos imaginarlos como un grupo unido, la realidad era más compleja, ya que había distintas facciones con ideas y liderazgos diferentes. Dos de estas facciones fueron los Federales Cismáticos, también conocidos como “Lomos Negros”, y los Federales Apostólicos.
Los Federales Cismáticos (Lomos Negros)
Primero, tenemos a los Federales Cismáticos. Este grupo se separó del liderazgo de Juan Manuel de Rosas porque no estaban de acuerdo con su manera de gobernar. La palabra “cismático” proviene del término “cisma”, que significa división o ruptura. Ellos pensaban que Rosas estaba llevando al país en una dirección que no compartían, y por eso decidieron distanciarse.
Este grupo estaba liderado por figuras importantes, como el General Enrique Martínez y Juan Ramón Balcarce. Ambos eran federales, pero no apoyaban el control absoluto que Rosas ejercía sobre el país. Aunque seguían siendo federales y compartían muchas ideas con el resto del partido, querían una forma de gobierno más abierta y menos autoritaria. Los “Lomos Negros”, como también se les llamaba, se unieron a otros opositores al rosismo, formando una facción que buscaba un equilibrio diferente en el poder.
Los Federales Apostólicos
Por otro lado, estaban los Federales Apostólicos, quienes apoyaban firmemente a Rosas. Este grupo estaba liderado, en gran parte, por Encarnación Ezcurra, la esposa de Rosas. Ella fue una figura clave en el mantenimiento del poder de su esposo, actuando como su aliada política más cercana. Los “Apostólicos” creían que Rosas era la mejor opción para liderar la Confederación Argentina, y defendían su gobierno con gran fervor.
El nombre “Apostólicos” se relaciona con la idea de ser seguidores fieles, como si Rosas fuera una especie de “apóstol” al que había que seguir sin cuestionar. Para ellos, la autoridad de Rosas era esencial para mantener el orden y evitar el caos que había caracterizado a las luchas políticas en Argentina en los años anteriores.
¿Por qué es importante esta división?
Estas divisiones dentro del federalismo son importantes porque nos muestran que, incluso en un partido que parecía monolítico, había diferencias de opinión sobre cómo gobernar el país. Algunos querían más mano dura y centralización del poder, mientras que otros buscaban más diálogo y un gobierno menos autoritario. Estas tensiones reflejan la complejidad de la política argentina en el siglo XIX, donde los conflictos entre unitarios y federales, y dentro de los mismos federales, moldearon el destino del país.