Salud y Adolescencia y su enseñanza en el Ciclo Superior de la Escuela Secundaria 4º Año
La materia Salud y Adolescencia en el Ciclo Superior de la Escuela Secundaria retoma desde su propuesta de enseñanza temas/problemas que resultan necesarios y reconocidos como importantes para la formación de jóvenes y adolescentes. En coincidencia con los lineamientos planteados en las leyes de educación y los lineamientos del marco general del los diseños curriculares, se presenta la materia como un acercamiento a ejes/problemas vinculados a temáticas de salud. Enfoque Acerca de la construcción de saberes La materia Salud y Adolescencia prevé una construcción de saberes desde la problematización de temas de interés de los estudiantes o sus comunidades de pertenencia, dado que se espera que esta construcción tenga su correlato en prácticas y elecciones saludables de parte de los jóvenes. Se supone un aprender para la participación y la acción efectiva respecto de prácticas de promoción de la salud. El saber se evidencia en el hacer; en este sentido, la comprensión esperada de los contenidos deberá redundar en la posibilidad de influir en la toma de decisiones argumentadas y reflexivas en relación con la salud propia y de su comunidad. Por lo mismo, y considerando que el concepto de salud es una construcción social y cultural, se tendrá en cuenta que los jóvenes tienen conocimientos y prácticas activas respecto de su salud, así como también toman decisiones en relación con esos conocimientos previos no formalizados o asistemáticos. La construcción de saberes comenzará entonces a partir de la identificación, problematización y puesta en cuestión de las definiciones y prácticas que los jóvenes ya se encuentran desarrollando. Para ello se pondrá a disposición nueva información y nuevos conocimientos, así como espacios que permitan la reflexión crítica entre pares y con la guía del docente. Acerca del objeto a ser enseñado Las prácticas de salud en relación con la adolescencia/juventud son objeto de discusión teórica y de preocupación en lo que a la definición de políticas públicas se refiere. A partir de las mismas se reconoce un vínculo específico entre este grupo etario y determinadas prácticas y riesgos para la salud. Además, es posible identificar la relación entre el período adolescente y la posibilidad de comenzar a tomar decisiones en relación con las prácticas de salud, cuando en otros períodos vitales anteriores esta responsabilidad recae fundamentalmente en los adultos. Por ende, el objeto enseñado es aquí una práctica social que requiere cada vez mayor fundamentación y sustento para tomar decisiones saludables en un marco de creciente autonomía. 10 | DGCyE | Diseño Curricular para ES.4 Acerca de la generación de prácticas saludables y responsables Por lo anterior, se espera que la posibilidad de adquirir diversos saberes genere prácticas saludables y responsables en relación con la salud. Para esto se desarrollarán espacios que propicien este enfoque, tanto en la reflexión entre pares como brindando los elementos que permitan un análisis crítico de la situación de salud local. También se pretende lograr un compromiso activo en el desarrollo de acciones de promoción de la salud y prevención de enfermedades, como así también que sea posible poner a disposición la información y los elementos de análisis que permitan al estudiante reconocer, exigir y fundamentar el acceso a la salud como un derecho humano. Las prácticas saludables y responsables en relación con la salud deberían poder encontrar parte de su sustento en los ejes/problemas que se plantean para esta materia. Algunas definiciones No hay un concepto único para definir lo que se considera como salud. Los conceptos se han ido transformando y desplazando a lo largo de la historia, a lo que se debe sumar la variación entre culturas y las diferencias entre diferentes sectores sociales. Esto sucede porque el concepto de salud ha sido y es una construcción social, histórica, política y cultural que responde a determinadas cosmovisiones acerca de lo que es la vida-la muerte/la salud-la enfermedad. Esta construcción se encuentra fuertemente determinada por las particulares condiciones de vida y los acervos culturales, pero también por la influencia de quienes en determinado momento histórico cuentan con mayor poder económico y político. Un ejemplo de esto podrían ser los ideales de salud actuales ligados a ciertos tipos de belleza que transmiten e imponen los medios de comunicación masiva. Se puede afirmar que la salud ya no puede considerarse como ámbito de conocimiento privado, hegemónico y exclusivo de la medicina, donde los profesionales son los únicos habilitados y proveedores de salud. La concepción de salud que se construye en los grupos sociales (a los que pertenecen los jóvenes y adolescentes) es integral y dinámica; incluye el campo biológico pero se extiende al ámbito social, considerando tanto las condiciones de vida (en relación con el ambiente social y ecológico) como aquello que los grupos identifican como situaciones de injusticia social (condiciones socioeconómicas y de acceso/distribución de posibilidades de vida), lo cual remite a considerar dentro de la definición de salud cuestiones que podrían incluirse en el campo de lo ético. Por otro lado, el concepto de salud también incluye consideraciones de aspectos psicológicos de los sujetos (la dignidad, el sentirse respetados, la necesidad de autoestima alta), lo cual remite necesariamente a sus prácticas sociales. La salud como un derecho Resulta necesario pensar la salud como un derecho humano fundamental y prioritario. Esta cuestión implica reconocer la salud como una responsabilidad colectiva y como una política pública, por ende exigible como derecho y a la vez una interpelación al Estado como garante del cumplimiento del mismo. Considerar a la salud como un derecho humano fundamental significa reclamar simultáneamente la obligación del Estado y la responsabilidad colectiva de implementar acciones para su conquista. Salud y Adolescencia | 11 En este sentido, al pensar en el aula, la escuela y la comunidad educativa en general, debemos pensar en espacios donde los adolescentes y jóvenes pueden aprender a posicionarse como actores en la promoción de la salud. Desde esta perspectiva se considera que son los jóvenes en sí mismos quienes pueden describir sus propios problemas y encontrar estrategias que mejoren su calidad de vida no de manera aislada, sino en diálogo con las propuestas del Estado, otras organizaciones, especialmente otras escuelas, los adultos, etc. Para ello es necesario que los adultos escuchen y cambien la manera en la que se incluye a los jóvenes en las políticas y las prácticas de salud. La representación que se tenga acerca de los adolescentes y jóvenes es una de las claves para poder empezar a construir prácticas saludables junto con ellos. Si se piensa un objeto de conocimiento alejado de sus saberes y prácticas, sólo se estará trasmitiendo información que difícilmente tenga impacto en su cotidianeidad. Si por el contrario se piensa que los estudiantes son sujetos con intereses, saberes y prácticas, se promoverán acciones conjuntas para transformar las realidades adversas trabajando desde la promoción de la salud. Desarrollar protagonismo entre los estudiantes significa desplazar la mirada que tiende a identificarlos como meros receptores pasivos de políticas vinculadas a la salud. Vale recordar que educar en salud para una ciudadanía responsable, comprometida y participativa, requiere como fundamental contemplar tanto el cómo se enseña, y el qué se enseña.