” Aprovecho para decirles a las maestras que dejen que los chicos vuelvan sobre los textos. Que puedan autocorregirse. Que no les den una composición del lunes para el martes. Eso es mortal. Si van a escribir sobre la vaca, pasen dos semanas hablando de las vacas, buscando información sobre las vacas, contando chistes de vacas, empápense de vacas. Después, que escriban. Y dos semanas más tarde, que vuelvan a leer el texto y se fijen si pueden mejorarlo. Y antes de que las clases terminen, maestra, dales la oportunidad de volver a la vaca a ver si pueden mejorarlo aún más, se apropian de él y llegan a quererlo un poco. Porque en definitiva, de eso se trata: de que quieran lo que hacen. No podés ser tan burócrata. Cuando pedís algo de hoy para mañana el chico cumple con la tarea y chau. Trato de hacerles entender a los chicos que yo compongo textos y ellos también. Que mi trabajo no es distinto del que ellos hacen. Tiene los mismos requerimientos: estar estimulado, encontrar información, pasarla bien, corregir. Los artesanos tienen esa posibilidad.”Ema Wolf: