Los acuerdos firmados por Julio Argentino Roca y Germán Riesco no solamente evitaron una guerra entre Argentina y Chile, sino que sirvieron también de marco de contención para superar los conflictos limítrofes en las décadas siguientes
El 28 de mayo de 1902, Argentina y Chile firmaban el acuerdo denominado “Los Pactos de Mayo”, que evitó una guerra entre los dos países que hubiera tenido graves consecuencias para la seguridad regional por largo tiempo.
Era un momento donde las grandes potencias occidentales asumían posiciones nacionalistas que se manifestaban en la construcción de alianzas antagónicas, carreras para adquirir nuevos armamentos y exacerbación de antagonismos.
Los intentos de controlar esta situación fracasaron. En 1899 se reúnen en Holanda las potencias europeas más Estados Unidos y Japón, para acordar un tratado que impusiera el arbitraje para solucionar los conflictos y el equilibrio militar entre los países. El Zar de Rusia, Nicolás II, lo impulsó, dado que preveía la imposibilidad para su país de soportar la carrera armamentista en términos económicos y tecnológicos. Un solo país latinoamericano concurrió: México. La conferencia fracasó, al no lograrse un acuerdo respecto al arbitraje ni tampoco al equilibrio militar.
Ocho años después, la conferencia vuelve a repetirse con el mismo país como sede. Ya la concurrencia latinoamericana es masiva y alcanza a 17 países de la región y es invitada también China. La delegación argentina es encabezada por Roque Sáenz Peña. La propuesta de nuestro país a favor de la paz no tiene éxito, aunque logra el respaldo de gran parte de los países latinoamericanos. Tanto Alemania como Francia se muestran reticentes a limitar su libertad para incorporar armamentos y para aceptar o el mecanismo de arbitraje. El nacionalismo en las grandes potencias seguía siendo dominante y se incrementaba.
No solamente fracasan estas dos conferencias. En 1912 estalla la Guerra de los Balcanes que enfrenta al Imperio Otomano con Grecia, Serbia y Bulgaria, que eran aliados. Al año siguiente, tiene lugar la segunda guerra balcánica -por los límites no resueltos en la primera-. Esta vez es Bulgaria la que se enfrenta a los otros tres países. Serbia participa en las dos contiendas y es inmediatamente después el desencadenante de la Primera Guerra Mundial.
Mientras tanto, en el Cono Sur de América, los vientos del norte llegan en lo político, cultural e intelectual, haciendo del nacionalismo un eje de la política tanto exterior como interior. Es en este contexto que a partir de 1895 escala el conflicto limítrofe entre Argentina y Chile. Se desata entre ambos países una gran carrera armamentista. Los dos eran grandes exportadores de materias primas -carne y granos la Argentina, y cobre y salitre Chile- que les proporcionaban divisas y además tenían amplio crédito internacional (Argentina de la Casa Baring y Chile de la Rotschild).
En Argentina, el 12 de octubre de 1898 asume la Presidencia por segunda vez el General Julio A. Roca. La paz con Chile, que se plasma con el acuerdo de límites de 1881 entre Buenos Aires y Santiago, fue su principal objetivo de política exterior en su primer mandato. Asume el segundo período con una visión estratégica: el Triángulo ABC, que implicaba generar una situación de paz y estabilidad entre Argentina, Brasil y Chile. Es decir, en el extremo sur del continente americano.
Apenas asume el poder, Roca invita al presidente chileno Federico Errázuriz a entrevistarse en el Estrecho de Magallanes, lo que tiene lugar en febrero de 1899. Es un gesto de distensión que permite encauzar el diálogo. El conflicto de límites entre los dos países por la Puna de Atacama se resuelve con un arbitraje de la diplomacia estadounidense en los meses siguientes.
En junio, el Presidente argentino visita en Río de Janeiro a su par brasileño, Campos Salles. En menos de seis meses, Roca ha concretado los primeros encuentros en la historia con los Presidentes de Chile y Brasil, iniciando en la región la llamada “diplomacia presidencial” que en este caso diseña el proyecto del Triángulo ABC.
Pero mientras tanto, la tensión a ambos lados de la Cordillera de los Andes se incrementa y la medianoche de la Navidad de 1901, los dos países se encuentran al borde de la guerra. Una última gestión diplomática se abre como opción final para evitarla.
Al mismo tiempo, la carrera armamentista entre los dos países consumía los recursos económicos y agravaba el riesgo de conflicto. Para ese momento, Argentina y Chile se disputaban el octavo lugar en las escuadras navales del mundo. Ambos países tenían aproximadamente 100.000 toneladas de desplazamiento en sus buques acorazados, y con los que estaban en construcción se elevaba considerablemente. La primera escuadra era la de Gran Bretaña, con un tonelaje que multiplicaba por 10 las del Cono Sur de América. Seguían las de Francia, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Japón e Italia. El tonelaje de la marina argentina se había multiplicado por 20 en las dos décadas precedentes. El cálculo de toneladas por habitante ponía a Chile en el primer lugar, a Gran Bretaña en el segundo y a Argentina en el tercero.
En los armamentos terrestres sucedía otro tanto, con fusiles, cañones y ametralladoras iguales o más modernas que las que estaban en servicio en los países desarrollados. En 1895 Chile contrata a un general prusiano (Korner), para jefe del estado mayor de su Ejército, marcando el inicio de la carrera armamentista terrestre. Los dos países establecen el servicio militar obligatorio, lo cual les permite organizar e instruir fuerzas que superan ampliamente los 100.000 hombres. En ese momento, la población argentina era de aproximadamente 4 millones y medio de habitantes y la chilena de 3 millones.
Un cálculo realizado por el investigador del Conicet Pedro Lacoste, sostiene que si la guerra se hubiera dado, los muertos hubieran sido entre 100.000 y 150.000 y los heridos medio millón. Es decir, hubiera sido una suerte de Primera Guerra Mundial restringida y anticipada.
El Presidente chileno es en ese momento Germán Riesco. Coincide con Roca en terminar con esta peligrosa situación, que además significaba un costo económico excesivo para el tamaño de sus economías. Así, se llega a los Pactos de Mayo. Son tres instrumentos referidos al arbitraje -que resultarán eficaces en los meses siguientes- y otro que establece el equilibrio militar, especialmente el de ambas escuadras. Es el primer acuerdo internacional de este tipo que se firma en el mundo.
Los dos acorazados que tenía encargados Argentina en astilleros italianos son transferidos a Japón, y estos serán claves en la victoria naval de Japón en la guerra ruso-japonesa que tiene lugar entre 1904 y 1906. Los que se fabricaban para Chile en astilleros ingleses son transferidos a la Royal Navy y combaten en la Primera Guerra Mundial.
Los Pactos de Mayo no solamente evitaron una guerra entre Argentina y Chile, sino que sirvieron también de marco de contención para superar los conflictos limítrofes en las décadas siguientes, hasta el Conflicto del Beagle, en el cual también, a último momento, se logró evitar la guerra entre estos dos países hermanos.
FUENTE: www.infobae.com