Atahualpa Yupanqui (que en quechua quiere decir “el que viene de lejanas tierras para decir algo”), es el seudónimo que utilizó Héctor Roberto Chavero Aramburo, que nació en Pergamino el 31 de enero de 1908 y falleció en Nîmes, Francia, el 23 de mayo de 1992.
. “Don Ata” fue cantautor, guitarrista, poeta y escritor, y un orgullo argentino.
Se le considera el más importante músico argentino de
folclore, y su composiciones han sido cantadas por grandes intérpretes como
Mercedes Sosa, Pedro Aznar, Los Chalchaleros, Horacio Guarany, Jorge Cafrune,
Alfredo Zitarrosa, José Larralde, Víctor Jara, Ángel Parra, Jairo, Andrés
Calamaro, Divididos, Marie Laforêt y Mikel Laboa entre muchos otros, y siguen
formando parte del repertorio de innumerables artistas, en Argentina y en
distintas partes del mundo.
En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las
Letras.
Nació en el Campo de la Cruz, en José de la Peña, partido de Pergamino (al
norte de la provincia de Buenos Aires) el 31 de enero de 1908, y realizó sus
primeros estudios musicales con el Padre Rosáenz. Más tarde, a partir de los 6
años, aprendió guitarra con Bautista Almirón.
En 1917 su familia se trasladó a Tucumán. La temprana muerte de su padre lo
hizo prematuramente jefe de familia. Juega tenis, boxea, se hace periodista.
Será improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista, músico y
fundamentalmente, agudo observador del paisaje y del ser humano.
Cuando tenía apenas 19 años compuso su canción “Camino del Indio”. El
tema en su origen no tuvo la entidad de himno de la indianidad que luego el
pueblo le otorgó. Simplemente fue una canción inspirada en un sendero que
llevaba, ascendiendo la ladera del cerro San Javier -en el amado Tucumán de su
infancia- hasta la huerta de naranjas y al rancho de un anciano indio amigo de
aquellos niños. Pero la gente la consagró como una alta alabanza a los senderos
que recorrió a pié el indio de esta América nuestra.
Emprendió un viaje a Jujuy, Bolivia y los Valles Calchaquíes. En 1931 recorrió
Entre Ríos, afincándose un tiempo en Tala. Participó en la fracasada
sublevación de los hermanos Kennedy, en la cual estuvieron envueltos también el
coronel Pomar y Arturo Jauretche, que inmortalizó la patriada en su poema
gauchesco El Paso de los Libres. Después de esta derrota debió exiliarse en
Uruguay. Pasó por Montevideo, para luego dirigirse al interior oriental y el
sur del Brasil.
En 1934 reingresó a la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario (Santa
Fe). En 1935 se estableció en Raco (Prov. Tucumán) Pasó brevemente por la
ciudad de Buenos Aires -donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus
canciones- para actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para
retornar por unos meses a Raco en 1936. Realizó una incursión por Catamarca,
Salta y Jujuy. Más tarde visitó nuevamente el Altiplano en busca de testimonios
de las viejas culturas aborígenes. Retornó a los Valles Calchaquíes, recorrió a
lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta (Prov.
La Rioja).
Atahualpa se fue a Europa en 1949. Édith Piaf lo invitó a actuar en París el 7
de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con “Chant du Monde”,
la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa, “Minero
soy”, que obtuvo el primer premio de Mejor Disco de la Academia Charles
Cros, que incluía trescientos cincuenta participantes de todos los continentes
en el Concurso Internacional de Folclore. Posteriormente, viajó extensamente
por Europa.
En 1952, Yupanqui regresó a Buenos Aires y rompió relación con el Partido
Comunista, lo que hizo más fácil concertar actuaciones en radio. Mientras con
su esposa Nenette construía su casa de Cerro Colorado (Córdoba), Yupanqui
recorría el país.
El reconocimiento del trabajo etnográfico de Yupanqui se generalizó durante la
década de 1960, y con artistas como Mercedes Sosa y Jorge Cafrune grabó sus
composiciones y lo hizo popular entre los músicos más jóvenes, que se refieren
a él como Don Ata.
Yupanqui alterna entre sus casas en Buenos Aires y Cerro Colorado, provincia de
Córdoba. Durante 1963-1964, realiza una gira por Colombia, Japón, Marruecos,
Egipto, Israel e Italia. En 1967, realizó una gira por España, y se estableció
en París. Volvió periódicamente a la Argentina y apareció en Argentinísima II en
1973, pero estas visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura
militar de Jorge Videla llegó al poder en 1976.En 1986 Francia lo condecoró
como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió al país
para recibir el homenaje de la Universidad de Tucumán. Debió internarse en
Buenos Aires en 1989 para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en
enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín.
Sin embargo, a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en
París. Volvió a Francia en 1992 para actuar en Nîmes pero se indispuso y allí
murió el 23 de mayo. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y
descansan en Cerro Colorado. Dejó innumerables obras para el cancionero
argentino de raíz folklórica. Como escritor, publicó Piedra sola (1940), Aires
indios (1943), Cerro Bayo (1953), Guitarra (1960), El canto del viento (1965),
El payador perseguido (1972) y La Capataza (1992).De las 325 canciones de su
autoría registradas oficialmente, pueden citarse La alabanza, La añera, El
arriero, Basta ya, Cachilo dormido, Camino del indio, Coplas del payador
perseguido, Los ejes de mi carreta, Los hermanos, Indiecito dormido, Le tengo
rabia al silencio, Luna tucumana, Milonga del solitario, Piedra y camino, El
poeta, Las preguntitas, Sin caballo y en Montiel, Tú que puedes, vuélvete, Nada
más, Viene clareando y Zamba del grillo, entre muchas otras.