El punto es el elemento más sencillo de la expresión artística. Es el elemento más básico, primario y pequeño, la mínima unidad. El punto en sí mismo tiene una gran carga visual. De manera natural nuestros ojos se sienten atraídos por un punto y si vemos varios puntos juntos tendemos a conectarlos y ver figuras. Además, mediante su repetición y el uso de color podemos crear efectos muy interesantes de texturas. Es fundamental en el arte, y por lo tanto permitir que los niños descubran y experimenten la gran variedad de posibilidades que el punto ofrece enriquecerá sus recursos y sus oportunidades de comunicación y disfrute estético.
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La educación emocional enseña a los niños a controlar y a gestionar sus emociones. Cuando trabajamos las emociones en clase se consigue que los alumnos estén más motivados y les ayuda positivamente en su desarrollo intelectual y así lograr que nuestra enseñanza sea un aprendizaje significativo y para la vida. En este sentido, se propone la educación de la afectividad y las emociones, comprendiéndola como un proceso educativo, continuo y permanente en contexto, que pretende potenciar la dimensión emocional, como elemento esencial del desarrollo de la personalidad integral y como paso importante y paulatino hacia el autoconocimiento y autocuidado, fortaleciendo así la posibilidad de identificar, aceptar y expresar las emociones .
Ofrecer a los alumnos situaciones de enseñanza que permitan poner en juego, difundir, enriquecer y ampliar los conocimientos matemáticos que los niños han construido fuera de la escuela.
Con esta secuencia se espera iniciar a los niños y niñas en el conocimiento de los hechos ocurridos en el pasado y establecer comparaciones con algunas formas de vida de las sociedades en el pasado.
“El Período Inicial no es un tiempo de espera, ni un período de adaptación pasiva: Es el comienzo de una fuerte propuesta educativa”.
A través de este proyecto se intentara ampliar los conocimientos sobre el sistema de escritura para avanzar en la lectura y escritura por sí mismos, como lectores y escritores cada vez más autónomos y prever que todas las situaciones de lectura y escritura del nombre propio estén orientadas por propósitos sociales, reales y claramente definidos.