16 de febrero de 1835 – Muere asesinado Facundo Quiroga, en la localidad de Barranca Yaco, Provincia de Córdoba.
Las circunstancias que antecedieron a este fatal desenlace, se remontan a 1833, con posterioridad a la campaña al desierto organizada por Juan Manuel de Rosas. El comandante José Ruiz Huidobro, un oficial que había acompañado a Quiroga en esta campaña, regreso a Córdoba y al llegar a Río Cuarto tuvo un altercado con su subordinado Francisco Reinafé. Esa fue su excusa para «apoyar» una revolución que él mismo había armado contra el gobernador de Córdoba; José Vicente Reinafé, hermano del mencionado Francisco y apoyado también por los restantes hermanos: José Antonio y Guillermo Reinafé.
Pero Huidobro fue derrotado por la rápida reacción de estos hermanos.
Dado que era evidente que detrás de Ruiz Huidobro estaba Quiroga, los Reinafé decidieron que éste era un peligro para ellos. Era, además, un adversario peligroso para su jefe, Estanislao López.
Quiroga estaba en Provincia de Buenos Aires dedicándose a la administración de la estancia que compró en San Pedro, cuando fines de 1834 estalló una guerra civil entre las provincias de Salta y Tucumán, cuyos gobernadores, Pablo Latorre y Alejandro Heredia, se habían enemistado por la autonomía de la provincia de Jujuy. El gobernador porteño Manuel Vicente Maza envió a mediar al general Quiroga, con instrucciones especialmente escritas para él por Rosas, que lo acompañó un tramo del viaje.
En el viaje de ida, varios amigos le avisaron que los Reinafé querían matarlo; pero desoyó los avisos y siguió camino sin problemas. Al llegar a Santiago del Estero se enteró de que la guerra civil en el norte había finalizado y que Latorre había sido asesinado. Se dedicó a mediar para lograr una serie de tratados entre las provincias del norte, entre cuyas cláusulas figuraba la autonomía jujeña.
Iniciado su camino de regreso a principios del año siguiente, tuvo nuevos avisos sobre que había planes para asesinarlo. Pero tal vez tenía más miedo a pasar por cobarde que a la muerte. El 16 de febrero de 1835, una partida al mando del capitán de milicias cordobés Santos Pérez emboscó su carruaje en los breñales de un lugar solitario llamado Barranca Yaco, en el norte de la provincia de Córdoba. Quiroga se asomó con tono envalentonado (algo que le había dado buen resultado en las batallas) por la ventana de la galera exclamando: – “¿Quién manda a esta partida?”, siendo -como toda respuesta- muerto de un tiro en un ojo por Santos Pérez. Su cuerpo fue luego tajeado y lanceado, y todos los demás miembros de la comitiva fueron asesinados también. Entre ellos se contaba su secretario, el ex gobernador de la provincia de San Luis, José Santos Ortiz y un niño