Galtieri, el dictador argentino que inició la Guerra de las Malvinas

A finales de la década de 1980, el represor fue indultado por el ex presidente Carlos Menem, pero dos décadas más tarde tuvo que enfrentar un juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

El teniente coronel asumió la Presidencia de facto en diciembre de 1981 y, pocos meses más tarde, decidió emprender una aventura militar para renovar el apoyo a la dictadura

BUENO AIRES, ARGENTINA (31/MAR/2012).- El fallecido dictador Leopoldo Galtieri quedará en la historia argentina como el militar que envió a miles de jóvenes a la Guerra de las Malvinas sin preparación, armas, ni comida, y con la sola intención de perpetuarse en el poder.



El teniente coronel asumió la Presidencia de facto en este país sudamericano en diciembre de 1981 y, pocos meses más tarde, decidió emprender una aventura militar para renovar el apoyo a la dictadura que gobernaba desde el golpe de Estado de 1976.

La “causa Malvinas” era el pretexto ideal, porque Argentina reclamaba ese territorio enclavado en el extremo sur del Océano Atlántico, a escasos kilómetros de sus costas, y que Reino Unido ocupaba desde 1833.

El 2 de abril de 1982, el contingente enviado por Galtieri a las islas tomó prisionero al gobernador británico y rebautizó como Puerto Argentino el hasta entonces denominado Port Stanley, donde se colocó una bandera albiceleste en señal de victoria.

La euforia por la recuperación de la soberanía argentina en el territorio en disputa eclipsó por algunas semanas la crisis económica y el acelerado empobrecimiento provocado por la dictadura en el país que había sido el más equitativo de América Latina.



“Si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla”, retó el dictador al gobierno de la primera ministra Margaret Thatcher, creyendo que el ejército británico no se desplazaría 12 mil kilómetros para defender una isla con tres mil habitantes.

Pero Thatcher, que enfrentaba su propia crisis política, envió todo el poder militar del que disponía la potencia europea y sólo 77 días después de iniciada la guerra recuperó las Malvinas y se adjudicó una victoria que disparó su popularidad en niveles insospechados.

Mientras en Gran Bretaña festejaban, Galtieri enfrentaba en Argentina la humillación de la derrota con acusaciones que se iban incrementando por la falta de condiciones en las que envió a pelear a unos 20 mil soldados argentinos.

Conforme pasaron los meses, la sociedad descubrió con horror que los soldados habían combatido sin armas suficientes, sin comida, sin agua, con castigos y vejaciones de todo tipo por parte de sus superiores.

Se difundió incluso una foto de un soldado adolescente casi desnudo, con una delgadez extrema, en una imagen que recordaba a los judíos encerrados en los campos de concentración nazis.

La guerra dejó, para los argentinos, a 649 soldados muertos, aunque en los años posteriores el número de víctimas indirectas se multiplicó porque se suicidaron alrededor de 500 ex combatientes que no pudieron soportar las secuelas del conflicto.

El 18 de junio de 1982, Galtieri tuvo que renunciar a la Presidencia que ocupó sólo durante seis meses y después, en un juicio militar, se le declaró culpable de negligencia en la Guerra de las Malvinas, por lo que estuvo cinco años preso, además de ser degradado.



A finales de la década de 1980, el represor fue indultado por el ex presidente Carlos Menem, pero dos décadas más tarde tuvo que enfrentar un juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

Galtieri ya no escuchó la condena en su contra porque murió el 12 de enero de 2003, mientras continuaban las audiencias del juicio en el que quedó claro el repudio que su figura generaba, entre otros crímenes, por haber lanzado al país a una guerra sin salida.

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