¿Es segura la biometría?

sistemas de identificación ocular, firma por huella dactilar, reconocimiento de voz o identificación facial comienzan poco a poco a formar parte de la vida de empresas y usuarios.

Conocida como biometría, esta tecnología se basa en la identificación a partir de logaritmos de características personales, físicas y morfológicas, que son distintivas e intransferibles. Desde hace años son muchos en la industria tecnológica los que consideran que va a sustituir a contraseñas, llaves y tal vez a carnets de identidad.

En 2013 Apple dio un paso adelante en la popularización de este tipo herramientas y presentó su sistema Touch ID en el iPhone 5S, con desbloqueo por huella dactilar. Ahora, todo indica que el iPhone 8 irá aún más allá con Face ID, que dará la oportunidad de utilizar otros datos biométricos como el reconocimiento facial para activar el dispositivo e incluso realizar pagos. Por otro lado, Windows Hello ya forma parte del sistema operativo Windows 10, con una variedad de utilidades biométricas, que incluyen sensores de huella dactilar y cámaras de reconocimiento Real Sense.

La Biometría en Defensa y control de fronteras

Además de su valor como herramienta en dispositivos, la biometría es una tecnología que se ha consolidado en ámbitos como la defensa y el control de fronteras. En un futuro bastante cercano tendrá que plantearse un debate público sobre su posible introducción en áreas como la administración o el registro civil. De hecho, España ya cuenta con la posibilidad de obtener un DNI biométrico. Asimismo, las empresas de soluciones de pago también trabajan en estos y otros sistemas biométricos para agilizar y asegurar las transacciones, aunque aún queda camino por recorrer hasta que se puedan generalizar.

Biometría y seguridad

Los expertos coinciden en que la biometría presenta importantes ventajas respecto a las contraseñas tradicionales, ya que elimina la posibilidad de pérdida u olvido y dificulta la suplantación de identidad. Sin embargo, como cualquier otra tecnología incipiente, ningún sistema biométrico es infalible y hasta que no llegan a los mercados hay fallos o vulnerabilidades que no se pueden testar. Un ejemplo es el Galaxy S8, cuyo sistema de reconocimiento facial ha sido burlado con simples fotografías del usuario. En este caso la combinación de problemas en el logaritmo y el hecho de que la cámara frontal no pueda recoger una imagen en 3D parecen estar detrás del problema.

Los expertos opinan

Los expertos también coinciden en que una de las cuestiones fundamentales de la biometría es que en caso de quedar comprometida la información, mediante duplicación o hackeo, su detección y modificación son más complicadas. Dicho de otra forma, si los datos son vulnerables, el sistema no puede volver a ser utilizado con garantías.

Aunque empresas y entidades bancarias ya afirman que las soluciones basadas en la biometría son el futuro de los métodos de autenticación, los ciberdelincuentes intentan desarrollar métodos para desafiar estas tecnologías al mismo ritmo. Desde hace años se conoce la presencia de ‘skimmers’ capaces de duplicar huellas dactilares con un sistema similar al que usan para clonar tarjetas de crédito. Algunas informaciones también apuntan a que ya hay hackers que trabajan en tecnologías que sean capaces de burlar sistemas de reconocimiento de venas de la mano o de iris.

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